martes, marzo 20, 2012

Improvisaciones en un diario

Pasado.

Él piensa que nos acostumbramos a las presencias, a los guiños rutinarios, a las imágenes lentas de nuestros actos, a la melancolía inconclusa de las voces que amamos, a su olor y su desaire, a los cuartos de las horas y a los otros donde lloramos.

Cree, firmemente, que nos acostumbramos a los amigos, al recuerdo incandescente de la niñez y sus veranos, a la bonhomía de la desesperación descalza, al desierto y su sed de almas, al descubrimiento que alguien hace del buen cinismo.

Y sólo dejamos esa costumbre, dice, cuando la vieja del reflejo oscuro reclama algo.
Entonces es cuando hacemos poesía de lo pasado, elegía de la ausencia, canto de los rescoldos, trazos de lo invisible.
Porque la muerte prende todo y da nada. Si la sigues, algo tuyo acuna bajo el brazo en el último robo. Si la vives, algún jirón de la pena mostrará como conquistado escapulario, como trofeo irredento de su sinsentido.

En el día primero del resto de los días.
Cuando todo sea recuerdo.

              La angustia es esa nada
              que de pronto florece
              en la oquedad.
                      Chantal Maillard de Hilos


2 comentarios:

  1. Tres veces lo he leído y tres lo he disfrutado. Tiene algo de bella fatiga en tránsito. Gracias.

    Un beso.

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  2. Cuánto tiempo Paloma!!
    Gracias por aparecer y un beso!

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